Para no perder de vista lo que es un robot, me quedo con esta definición: dispositivo autónomo capaz de realizar una o varias funciones que tradicionalmente realizamos las personas. Una característica básica sería su capacidad de adaptación, pero aquí podemos establecer dos categorías: los robots programables “no inteligentes” y los autoadaptables o “inteligentes”. Los primeros cambian de comportamiento en función de nuestra elección, seleccionando o modificando un programa, que determinará una secuencia repetitiva. Los segundos tienen la facultad de tomar sus propias decisiones a partir de la información que perciben del entorno. Un campo muy interesante que yo clasificaría entre los “no inteligentes” es el de las prótesis robotizadas o biónicas. En este link vemos un buen ejemplo.

Una muestra curiosa entre los “inteligentes”, capaces de reaccionar al entorno y, por ejemplo, encontrar el camino hacia un objetivo, sería el de este link (Spiders at the Nanoscale: Molecules That Behave Like Robots). De nuevo la nanotecnología, como en el post anterior de las placas solares.

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